Son blancas, mulatas o trigueñas, todas altas; pero a diferencia de otras colegas del mundo tienen curvas y caminan con singular cadencia. Ser modelos en Cuba supone sus particularidades, dijeron varias de ellas, mientras se preparaban el martes por la tarde para un desfile en homenaje a la diva isleña Rosita Fornés. Se trató de una de las tareas de la escuela de modelaje Aragne, instalada en la Casa de la Obra Pía, una mansión colonial que alberga a la Hermandad de Tejedoras de La Habana y cuya misión es preparar a jóvenes para el mundo de la moda, un sector casi sin desarrollo comercial en la isla.

"Creo que la diferencia radica en que en otros países las modelos son 'construidas' (tienen toda una infraestructura a su favor), pero nosotros trabajamos el triple y casi siempre seguimos con otros empleos o estudios'', explicó a la AP Gisleda de la Barca, de 44 años, profesora de las chicas que caminaron por la pasarela para Fornés. "La mayoría de las veces hacemos esto por amor al arte, por ejemplo en esta ocasión", exclamó De La Barca mientras terminaba de darle los últimos toques a los peinados de sus pupilas. Este grupo está compuesto por una veintena de jóvenes de entre 13 y 24 años. Hay unos nueve varones que no participaron en el homenaje y el resto son mujeres, comentó la maestra. Pese a ensayar al menos dos veces por semana y tener las condiciones físicas para ser lanzadas al ruedo internacional, pocas de estas muchachas lograrán pisar las alfombras del mundo.

"¿Por qué? Pienso que las agencias extranjeras no han descubierto a la mujer cubana a este nivel o no hemos tenido la oportunidad de darnos a conocer", reflexionó De la Barca. Con este grupo en particular, además de desfiles, hicieron sesiones fotográficas o trabajos como edecanes en eventos. María de los Angeles Cañizales, de 37 años, es otra de las modelos-profesoras que trabajan con el semillero de muchachas. "Me mantengo a pesar de la edad. Cuando me subo a los tacones me siento elevada", manifestó con una blanquísima sonrisa enmarcada por un espectacular rostro de tez morena moreno.

Unos metros más allá Marianna Vázquez, de 14 años, terminó de retocar su maquillaje: "Yo quiero hacerme modelo profesional", aseveró. La ocasión tuvo además un atractivo especial. La pasarela, titulada "Barracubana Chancleta.com", con vestidos del diseñador Ismael de la Caridad incluyó recreaciones de la "bata cubana", una prenda típica de la colonia y usada por las mulatas de entonces. "Pensé esta colección en función de Rosita Fornés. De clara influencia cubana", comentó el creador habituado a trabajar para la diva, una beldad que en los años 40 y 50 causaba sensación en América Latina y Europa y quien sigue en los escenarios mientras se resiste a decir su edad. Frescas bambulas, muchos blancos, abanicos, puntillas, encajes y vuelos dieron vida a esta colección. "A mí me gusta trabajar con modelos cubanas, caminan como cantando, con cadencia y un sabor inigualable", expresó el diseñador. [AP]