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martes, septiembre 26

La guerra cuesta dinero

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

rui, por lo menos mandaron supuestos terroristas para aca para juzgarlos y sacarlos de circulacion.
pero te imaginas en 47 anos cuanto dinero se ha tumbado en miami a los pobres infelices con las colectas, y lo que han regalado los americanos para la guerra contra fidel y todo se ha quedado en miami en mansiones, vidas lujosas, viajes, urbanizaciones y candidaturas presidenciales para la epoca post-castro.
el dia que se haga esa investigacion a fondo desde vivos hasta muertos van a temblar.
nunca se ha dicho a donde fue a parar el dinero del "Banco Jose Marti" que fundo a principios de los 60 enrique huerta. ni tampoco se sabe donde jose elias de la torriente dejo el dinero que habian recogido para la guerra (el secretario de jose elias es hoy dia un funcionario electo). y el otro que tenia firma en la chequera era un viejo periodista cubano que ya murio hace varios anos en miami y ya nadie se acuerda de el, incluso un premio "rotativo" que entregaban con su nombre paso a mejor vida como el difunto.
en miami hay mucha historia, mucha historia, aunque haya gentuza que no quiere que se diga.

10:14 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

como todos los miercoles, le dejo el articulo de luis ortega que se publica hoy en el diario la prensa de new york.
esta muy a tono con el momento.
que lo disfruten!

09/27/2006
La tragedia de los dos periódicos
Por Luis Ortega
(tomado de El Diario La Prensa, New York).

A estas alturas es posible imaginar que The McClatchy Company, la nueva propietaria de The Miami Herald y su vástago, el Nuevo Herald, debe estar echando chispas. Nunca pensaron que al comprar esos dos periódicos se iban a buscar un dolor de cabeza. Es posible que no hayan investigado previamente lo que significaban esos periódicos, uno en inglés y otro en español. El primero ha funcionado siempre dentro de los parámetros del periodismo americano. No hay que olvidar que desde que Miami se empezó a llenar de cubanos, allá por los años sesenta, el periódico en inglés tuvo muchos problemas con los recién llegados. Los cubanos, que somos un pueblo mal educado y chillón, desde el principio nos negamos a aceptar el comportamiento del diario americano. Parecía como que nos desdeñaban. Informaba de las cosas de Cuba con una cierta parsimonia que nos enloquecía. Nosotros, los cubanos, éramos el ombligo del mundo y el Herald nos trataba como si fuéramos la escoria. Eramos gente molesta e indeseable. Cuando llegaron los fugitivos de Castro ya yo llevaba seis años en el destierro y entendí perfectamente el conflicto que se empezaba a desarrollar. A los exiliados de Batista el Herald nos trató siempre con alguna displicencia. No nos hacían caso. Toleraban nuestro silencio. Cuando yo llegué al destierro, en agosto de 1953, publicaron una nota y una fotografía. Nunca más volvieron a mencionarme. Igual hicieron con los otros exiliados. Había cierto desprecio en el ambiente. Eramos pocos.
Cuando comenzó el oleaje provocado por Fidel las cosas cambiaron. Fue aumentando la cantidad de desterrados. Los cubanos enseguida chocaron con el Herald. Hubo protestas, hubo manifestaciones públicas, el odio contra la soberbia del Herald empezó a crecer. Los cubanos éramos, y somos, gentes difíciles de aceptar. Hacemos ruido. Molestamos a los vecinos. Ensuciamos las calles. Es difícil aceptar una masa de cubanos que cae de sopetón sobre una ciudad y empieza a llenarla de escombros. Cuando el Herald se cansó de soportar las groserías de los cubanos, decidió entonces fundar un periódico en español. Y así fue que nació, en los setenta, un suplemento en español para que se entendiera con los cubanos. Hoy se llama El Nuevo Herald. Su misión: torear a los cubanos.

Ocurrió lo mismo que le pasó a Radio Martí. La estación de radio se fundó en Washington. y se llenó de cubanos que escribían sus cositas sobre Cuba y contra Castro. Pero fue tanto el escándalo, fue tanta la gritería en la estación, hubo tantos conflictos, que los americanos entendieron que Radio Martí estaba creando problemas en Washington. Y entonces agarraron a los cubanos de la emisora y los empujaron para Miami para que siguieran aquí con sus problemas. Y ahí están. Cuestan un ojo de la cara. Casi cuarenta millones de dólares anuales. TV Martí no funciona. Por suerte, no llega a Cuba ni llegará. Están hablando constantemente sobre si en Cuba sintonizan la emisora. Pero lo que no entienden los empleados cubanos de la radio es que el mensaje que mandan a Cuba es tan malo, que los cubanos de la isla no están interesados en oírlo. En realidad, se ha convertido en un pesebre.

Yo creo que a los cubanos de Miami les gusta un poco, no mucho, el estilo de periodismo que se hace en el suplemento en español. Les gusta, precisamente, porque es burdo y malo. Es provinciano. Toda su matraca consiste en insultar diariamente a Castro. El Herald en español es el equivalente de Pérez Roura.

Si alguien me preguntara cómo salvar al Herald en inglés de la mala fama que le ha dado su pobre suplemento con sus periodistas que hasta ahora han estado doblando en Radio Martí, yo le aconsejaría que le vendieran el suplemento en español a los cubanos. Debe haber cubanos ricos dispuestos a comprarlo e independizarlo de la empresa matriz. Por ejemplo, los compradores cubanos podrían cambiarle el título. Yo les sugeriría que le pusieran el título de La Nueva Cuba. Sería estupendo. Podrían escribir grandes cosas sin tener que soportar a los americanos. Inclusive, yo me atrevería a desearles buena suerte. Esa sería la solución para los problemas del Herald.

11:53 p. m.  

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