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domingo, septiembre 10

Cubanos convocados por la Virgen de la Caridad

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Texto y fotos por María I. Faguaga Iglesias
Historiadora y antropóloga

La Habana - Los templos católicos en Cuba estuvieron desbordados este 8 de septiembre, día en que los cubanos acuden masivamente a rendir honores a la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona Nacional, popularmente identificada como madre de todos los cubanos, y sincretizada en la Santería cubana con la oricha Ochun, ambas con significativa trascendencia nacional y componentes esenciales de la religiosidad popular cubana.

Personas de todas las edades, colores y niveles sociales, algunas de las cuales viven en el exterior, asistieron a las procesiones que se organizan en toda la Isla desde que en 1997, en vísperas de la visita de Juan Pablo II al país, fueron autorizadas por el gobierno. Celebraciones que este año adquirieron relieve especial por cumplirse 90 años desde que el entonces Papa Benedicto XV la confirmara –a pedido (efectuado en 1915) de los veteranos de la Guerra de Independencia- como Patrona de Cuba.

La Virgen, la Caridad o, sencillamente Cachita –como familiarmente suele llamársele, con esa mezcla emotiva de cercanía y devoción que los no conocedores de la idiosincrasia de los cubanos tienden a considerar muestra de irreverencia e irrespeto- convoca a gran parte de la población. Católicos, afro-religiosos y ateos, devotos y curiosos –entre estos últimos algunos turistas extranjeros- desfilaron por deterioradas arterias del municipio capitalino Centro Habana, por los alrededores del templo dedicado a la Virgen de la Caridad del Cobre, como parte de la nutrida caravana que le acompañaba.

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Entre lágrimas, canciones y aplausos, llevando flores –abundaban los girasoles amarillos- o velas, muchos con alguna prenda de vestir amarilla o anaranjada –girasoles y color amarillo son sus símbolos-, todos tratando de situarse en algún momento lo más cerca posible de la imagen, sin importar las altas temperaturas ni la intermitentes amenazas de lluvia, se rezaba el Padre Nuestro y se daban vivas a la Patrona, momentos antes de la misa que tradicionalmente ofrece esa tarde-noche el Cardenal Jaime Ortega Alamino, en el templo a ella dedicado, en la que estuvieron presentes el Jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, Sr. Michael Parmly y su esposa.

Los cubanos pidieron por la paz, por la Iglesia en Cuba, por la reconciliación de las familias, porque los dirigentes del país sean iluminados en el cumplimiento de sus funciones. Individualmente, muchos imploraban la protección de la Virgen por la salud, por la posibilidad de emigrar y por mejoras económicas.

La rogativa por la recuperación de la salud del presidente Fidel Castro ocupo un lugar destacado. Por esta hubo una imploración en todos los templos católicos del país, siguiendo una instrucción –fechada el 3 de agosto- del Comité Permanente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, y fue tema reiterado en las conversaciones durante la peregrinación. Recientemente intervenido quirúrgicamente, desde el 31 de agosto Castro delegó provisionalmente su responsabilidad de Jefe de Estado en su hermano Raúl –ministro de las FAR- y sus otras muchas ocupaciones entre este y otros cuatro dirigentes de primer nivel. La salud del convaleciente presidente ha pasado a ser oficialmente considerada secreto de Estado. La semana pasada, en mensaje enviado a la nación, el propio Castro anunció que cuando se ofrezca información al respecto, no siempre se acompañará con imágenes.

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En misa celebrada en el templo de la Virgen del Carmen, en el popular municipio Centro Habana, el padre Teodoro introdujo un hecho inédito para la mayoría de los católicos cubanos que, como el resto de la población, ha tenido vedada la vida privada de quienes integran la dirección del país. Recordaba el sacerdote religioso español que mientras los hermanos Fidel y Raúl Castro estaban en la Sierra Maestra, al frente de la lucha guerrillera contra el gobierno dictatorial de Fulgencio Batista, la madre de estos había hecho una promesa a la Virgen implorando por la vida de sus hijos y que, tras el triunfo revolucionario en enero de 1959, Lina Ruz había ido al Cobre –poblado donde se encuentra el primer templo dedicado a la Patrona-, y allí había dejado los ex votos prometidos. En estos días, aseguró, varios de los nietos del enfermo presidente estuvieron en el santuario de El Cobre rogando a la Virgen de la Caridad por la salud del abuelo.

Vimos que estaba muy enfermo. Pero no sabemos si todavía está muy enfermo o si ya no está, porque no lo hemos visto más, decía en relación al presidente un anciano que complementa su jubilación trabajando como parqueador del concurrido Barrio Chino de La Habana –por donde pasó la procesión- , y concluía: Yo no sé de cuándo eran esas fotos. A lo mejor, ya no está, y no nos dicen nada. Requerido por dos señoras amigas, que le increparon por no saber en presencia de quiénes hablaba, el señor calló. Tenían razón. En los últimos días muchos comentan el despliegue policíaco que se percibe en La Habana. Los taxistas se quejan de las dificultades para hacer su trabajo, especialmente si ellos no tienen licencia. Las calles recorridas por la procesión no eran la excepción; policías de uniforme de los cuales se vio coroneles y capitanes, fuertes jóvenes vestidos de civil portando intercomunicadores y otros de quienes se sospechaba fueran policías –Yo los huelo mi´jita. Claro que esos también son, aseguró una señora-, cubrían el trayecto, de una jornada que transcurrió sin incidentes, aunque se sabía que estaban presentes miembros de la oposición.

Mientras esto sucedía en la capital, en el oriente de la Isla, en el poblado santiaguero El Cobre –hasta donde cada 8 de septiembre llega gran número de cubanos cumplimentando promesas hechas a la Virgen de la Caridad o, simplemente, agasajándola- el Arzobispo de Santiago de Cuba, Pedro Meurice oficiaba la que pudiera ser su última misa como Obispo en la fecha dedicada a la Patrona. Meurice –quizás el más controversial de los actuales prelados cubanos; al que unos perciben como un declarado opositor político y otros como un auténtico y valiente religioso; a quien unos y otros consideran un rebelde-, de 74 años, deberá presentar el próximo año su renuncia canónica a Benedicto XVI, por límite de edad.

Además de las 69 peregrinaciones que en esta ocasión aprobaron las autoridades gubernamentales para realizarse en todo el país, con motivo del día de la Patrona Nacional, hecho novedoso sería la autorización dada al Obispo de Holguín, Emilio Aranguren, para transmitir mensajes relativos a la festividad católica a través de la radio provincial.

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Todos tus hijos, a ti clamamos, Virgen mambisa, que seamos hermanos. Así pudo escucharse en uno de los cantos a la Virgen cubana, sincretizada en la Regla de Ocha con Ochun, la oricha de la sensualidad, las riquezas, patrona de los ríos y lagos, que se dice solicitó a Olofi –supremo Dios yoruba- le permitiera el sacrificio de venir con sus hijos al entonces Nuevo Mundo, protegiéndoles en tierra desconocida a la que eran traídos en condición de esclavos. El imaginario popular, que a ambas divinidades transformó en mestizas –haciéndolas a imagen y semejanza de este pueblo en el cual ellas reinan-, tras más de tres décadas de práctica ateizante, continúa depositando en estas la confianza para que les ayuden en el cuidado de lo mejor que tiene una sociedad, sus niños –a los que cada año, en esta fecha, se les dedica una misa-, y acudiendo a ellas en cada una de sus aflicciones, en Cuba o desde cualquier parte del mundo. La imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, junto al escudo patrio, el himno y la bandera, siguen constituyendo para el pueblo cubano, con independencia de las ideas políticas, los principales símbolos de la nacionalidad cubana.