Aquí estamos de nuevo

Estos dos días no he escrito por dos razones: primero, porque el médico me ha llamado de nuevo; segundo, porque recibí CENTENARES (+ o -) correos electrónicos protestando por el cierre de la ventana de comentarios, y los estuve leyendo. Hubo argumentos de todos tipos, pero la APLASTANTE mayoría me criticó por haber cerrado la ventanita. Quiero que entiendan una cosa: yo no cedo a presiones, pero entiendo razones. Y muchos de ustedes me honraron con sus razones y no puedo ser indiferente a ellas. He decidido por ello, reabrir como antes, sin censura previa, las ventanas de los comentarios. Pero debo explicarles algo, por respeto a este diálogo. Ustedes me han convencido que el diálogo en estos momentos es imprescindible – yo se que un diálogo es importante - pero Ustedes me convencieron que estuve equivocado y yo rectifico cuando me doy cuenta que estoy equivocado (no tengo ningún problema en eso). Sin embargo, debo destacar que hubo cuatro argumentos que fueron capitales. Tres de ellos no voy a referir aquí porque sus autores no me dieron permiso para hacerlo. Uno de ellos fue esta misma tarde por teléfono – me llamó a la redacción, es una persona que respeto, por su frontalidad y su profesión (L.R., is you) – . Hay también, un Reverendo, que aunque no lo conozco personalmente ni soy una persona particularmente inclinada a la religiosidad, me hizo ver una vertiente de esta situación que yo había obviado. Pero, como está escrito, puedo mencionar que “la tapa al pomo”, la puso este comentario y agradezco su sinceridad. Por ello, la cajita está abierta de nuevo. Repito lo que dije antes, utilícenla con sabiduría, no ataquen vilmente a quien no pueda defenderse, pero digan lo que piensan… porque es la forma de que todos, sin excepción, seamos más libres. Un abrazo a todos. Seguimos.