Sin novedad en el frente

El ofrecimiento que Thomas Shannon hizo esta tarde sugiriendo levantar el embargo después de una transición en la isla, ahora que Raúl Castro es el gobernante sustituto, es un espejismo. En serio. Por dos razones. Primero porque no constituye una novedad sino que es la renovación de la política de siempre. Segundo, porque no ha habido una transición, sino que estamos asistiendo a una sucesión en movimiento. Lo que pasa, y no creo estar equivocado, es que Shannon increpado sobre el tema se limitó a leer – o recitar – la vieja posición estadounidense de que las relaciones entre los dos países sólo mejoran si La Habana libera los presos políticos, hace elecciones y permite diferentes partidos y periódicos. Como nada de eso ha cambiado, estas expresiones terminan siendo – al menos me da la idea – la recitación de un libreto hace mucho escrito. Y en Cuba ya lo han rechazado, repetidamente. Hay dos lecturas. Los ávidos de noticias, en esta enfermedad de Fidel Castro, tienden a ver esto como algo nuevo, los viejos protagonistas – como los congresistas cubanoamericanos, por ejemplo – se limitan a saludar la aseveración porque saben que es, apenas, la reafirmación de una política establecida por Bush desde el 2002. Realmente, debo decirlo, lo que Shannon dijo me pareció patético porque me lució como repetitivo, como que leyendo un guión. Y estoy por creerlo que, propositadamente. (Y con este comentario respondo a una inquietud de Nicole).