El choque de trenes

Siguiendo en la onda de Armengol en relación a Bolaños y Demetrio Pérez, es caso para decir que esa silla en la junta escolar está premiada. Ahora amenaza con “tomarla por asalto” un tal Manny Añón, abogado que estuvo en Irak – no como militar, sino “abogadeando” en el JAG – y que quiere limpiar el sistema de todo tipo de libros que no le convengan. Este es un aspecto interesante sobre lo que se ha vuelto la política en esta ciudad en los últimos meses. Más allá de las leyes y la ideología, se ha desarrollado el concepto de que lo que no sea pro cubano – pro exilio, entiéndase – no tiene derecho a desarrollarse. Libros y sus contenidos aparte, creo que es un concepto peligroso, porque puede incrementar un serio resentimiento que sólo hace daño, mucho daño. La riqueza aquí es la multietnicidad; quebrantarla es una violación de los derechos humanos. Veo que se está repitiendo aquí, cada vez más intensamente, lo que me dicen que ha venido sucediendo aceleradamente en Cuba, donde el sistema le está exigiendo a todo el mundo, incluso a los extranjeros, una fidelidad suprema. Creo que esto es el resultado de que todo el mundo cree en un final inminente y se incrementa la tensión y sube el nerviosismo. Las cabezas comienzan a calentarse y en vez de sacar lecciones de lo que pasó a principios de mes, cuando en las dos orillas prácticamente nadie supo que tenia que hacer, estamos asistiendo impasibles a este choque de trenes.