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viernes, mayo 19

That is the question, padre

El padre Alberto Cutié, muy conocido aquí en el sur de la Florida, le acaba de decir a mi amigo Charles Cotayo dos cosas interesantes sobre el Código Da Vinci que merecen ser disecadas porque son un ejemplo claro de cómo ni siquiera la misma Santa Madre Iglesia tiene claro lo que son el libro y la película. Comencemos por lo más fácil:

"No obstante, Cutié no pierde la perspectiva que The Da Vinci Code, el libro y la adaptación cinematográfica, es básicamente una mezcla de "elementos contradictorios" que pueden fascinar: arte, sexo, política, el Vaticano".

Pregunto yo: Padre Alberto ¿dónde están las escenas de sexo? Esto es un ejemplo de como la Iglesia siempre introduce el tema del sexo cuando quiere denigrar algo. Lo único parecido a sexo que se puede ver, son unos 3 segundos – que si no hubiera leído el libro no sabría a que se referían – donde el curador del Museo del Louvre es visto practicando un rito pagano, que ni siquiera es explicado en la cinta. La escena es, incluso en negro y blanco.

Sigo: "Si a un sermón le meto todos esos elementos, no hay quien se vaya de la iglesia", dice Cutié humorísticamente. "No hay quien se pare del banco ese domingo".

Padre: That is the question. Si los sermones dominicales fueran más entretenidos, y no estoy hablando de arte, sexo, política, el Vaticano, sino que presentaran de una forma más moderna, comprensible y accesible los mandamientos de la religión, sus pensamientos, fe y dogmas, sin duda que a los domingos no hay quien se pare del banco. Yo se que, posiblemente, estoy siendo un poco injusto con Usted porque sus sermones llegan a la gente. Pero eso no sucede con la aplastante mayoría de los demás padres. Y Usted lo sabe, mucho mejor que yo.