El libro

"Vamos a Cuba", uno de los libros a disposición de los estudiantes en las bibliotecas escolares del condado Miami-Dade, se ha convertido en una polémica, me perdonan, sin piés ni cabeza. Lo acabo de leer. A mí me da la idea de que la polémica tiene más que ver con que Cuba sea un país comunista que propiamente el contenido del libro. Y esa es precisamente la razón por la cual el asunto puede morir aquí mismo, en Miami y el libro permanecer en los estantes donde, recuérdese, no es de lectura obligatoria. Es que este tipo de peleas suele terminar en el Tribunal Supremo, en Washington, un escenario que a un cierto sector en Estados Unidos le encanta, incluyendo dentro de nuestro sistema escolar. Pero no hay posibilidades para llegar tan lejos. Me dicen que el sistema no tiene dinero para ir hasta el Supremo, ni para discutir cosas serias. Y el superintendente dijo ya que se opone a la censura en las escuelas.